El Gobierno de Estados Unidos acusó a Rusia de los ataques cibernéticos para interferir en las elecciones del 8 de noviembre. El presidente estadounidense, Barack Obama, consideró entonces “posible” que Rusia estuviera detrás de los ataques. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha negado cualquier relación con los ataques. El Gobierno estadounidense expulsó de 35 "operativos de inteligencia rusos" como represalia por los cibertaques. En respuesta, Vladimir Putin, dijo que por ahora no va a expulsar a los diplomáticos estadounidenses para reanudar las relaciones ruso-estadounidenses dependiendo de la política de Donald Trump.
